miércoles, 27 de junio de 2012

El mañana del reloj.


Las cosas cambian. Lo que hoy está presente puede que mañana no lo esté y lo que estuvo y hoy no está, puede que mañana vuelva. Cada hora, cada minuto puede cambiar tu historia, tu futuro, tu personalidad y tus sentimientos. Puede que quieras volver atrás, que te guste mucho más el presente o que desees que el futuro sea mejor, pero no te queda más remedio que afrontar lo que tienes con entusiasmo. Una simple frase puede hacerte ver cómo cambia tu presente y lo diferente que será tu futuro, por mucho que te pese. Como te separarás de lo que quieres y permitirás la entrada en tu vida de otras cosas que apreciaras y pasarás a necesitar. 

Nada te ha preparado para ese momento. Sientes que no has aprovechado lo suficiente el tiempo. ¿Todo cambiará? Tal vez, o a lo mejor no tanto. Piensas en cada palabra dicha, en cada acción descrita en el gran mapa de las relaciones personales. Lo estás perdiendo. Pierdes, pierdes, pierdes. Llega la sensación de vacío y de miedo por no poder reemplazar lo que tienes. Todo llega, no intentes sustituirlo por ti mismo, ya llegará algo o alguien que sea digno de ello. Etapas de la vida que separan y que no sabes si volverán a juntar. Quedarte solo y pensar que has llegado a la cúspide de algo, y, sin embargo, sentirte más vacío que nunca. El principio te llena, el final te vacía. Necesitarlo. Pensar. Llorar. 





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