jueves, 10 de mayo de 2012

Sonrisa en blanco y negro.

Llantos. Llantos reprimidos. Lágrimas que caen hacia dentro. Gotas que infectan tu interior y te queman. Como una mecha cuya chispa recorre poco a poco cada fibra de tus músculos, cada vena de tu cuerpo. Un virus que llega al corazón y lo marchita. No, no en forma de arritmia o infarto, sino de tristeza y desesperación. Que tu nariz y tus pómulos se tornen rojos del esfuerzo.  Y en medio de este proceso percatarse de lo que hay alrededor. Forzar una sonrisa. Mirar hacia un lado para llegar a recomponerse del todo. Respirar y sentir ese dolor acumulado en el cuerpo y que ha llegado hasta las piernas, que se van entumeciendo poco a poco. Reaccionar de una vez por todas y levantarse para seguir adelante, haciendo sonreír a los demás.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario